"La neuróbica tiene como objetivo el mantenimiento cerebral más que la
mejora del cociente intelectual. No queremos ni podemos crear
supercerebros."
¿Pero cuáles son los pilares científicos sobre los que
se asienta este fitness mental? Sus mentores se aferran a dos conceptos
que, dicho sea de paso, están introduciendo la neurología en una
fascinante y prometedora era terapéutica: la neuroplasticidad, que es la
habilidad manifiesta del cerebro para reorganizar sus patrones
neuronales en función de nuevas experiencias; y la neurogénesis, esto
es, la capacidad natural del encéfalo para fabricar nuevas neuronas.
En el último quinquenio los neurólogos han
descubierto que nuestro kilo y medio de masa pensante se reorganiza a lo
largo de la vida en función de la información que recibe.
La
adquisición o la repetición de una conducta, de un ejercicio mental, de
una destreza física o de una actividad lúdica, como jugar al parchís o
coleccionar cromos, hacen que el cerebro se reconfigure.
Por ejemplo, en
los músicos de cuerda, el área de la corteza cerebral que gobierna la
mano que usan para tocar es mayor que la correspondiente a la extremidad
que no digita; y los dedos más usados son los que tienen asignado un
mayor espacio cerebral. Y curiosamente la corteza visual de los ciegos
se activa cuando sus dedos leen el lenguaje Braille, como demostró en
1996 Mark Hallett y sus colegas de los Institutos Nacionales de la Salud
en Bethesda (Maryland). Privada del sentido de la vista, la corteza
visual se convierte en un procesador de estímulos táctiles, lo que
permite al invidente desarrollar un sentido táctil superior al de los
videntes.
El matemático y visionario Marvin L. Minsky, del
MIT Media Lab, en Massachusetts, "la actividad principal de los cerebros
es hacerse cambios a sí mismos."
El
aprendizaje entraña el refuerzo de las uniones entre neuronas: cada una
de éstas células nerviosas es capaz de entablar ¡10.000 conexiones con
sus vecinas! Se crea así un entramado de neuronas que se excitan
conjuntamente y estrechan sus lazos para evocar un pensamiento, un
sentimiento o un movimiento. Aquí es donde opera el fitness cerebral:
cuanto más se usa la nueva red neuronal, mayor es su nivel de
cooperación y de eficacia en la respuesta. Para ser precisos, esta
neuroplasticidad sucede a nivel de la llamada sinapsis, el punto de
contacto entre dos neuronas. En realidad, se trata de un pequeño espacio
donde la información que llega al extremo de una neurona -el axón- en
forma de impulsos eléctricos se transfiere a un neurotransmisor, una
especie de mensajero químico que deposita el mensaje en la puerta de
entrada -la dendrita- de la neurona receptora.
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